San Juan Bautista

¿Sabías que Leonardo cuando utilizaba modelos contrataba músicos?

Por lo que sabemos acerca de su vida, Leonardo da Vinci era un hombre reservado, que realizaba sus cuadros basándose en la observación de la naturaleza y pocas veces pintaba con modelos; pero cuando lo hacía, contrataba músicos para que tocaran mientras pintaba y los modelos estuvieran relajados.

Uno de ellos fue Sarai, su ayudante y modelo favorito, protagonista de su obra “San Juan Bautista”

Leonardo siempre consideró cada una de sus obras una tarea completamente nueva, peculiar y diferente de la anterior y procuró dotar a sus figuras de la mayor diversidad posible y del máximo movimiento y contraste.

Giorgio Vasari describió cómo Leonardo trabajaba en La última cena sin prisa y cómo eso ponía nervioso al prior de convento que fue a quejarse al duque:

“Leonardo explicó que los hombres de su genio a veces producen más cuando trabajan menos, por tener la mente ocupada en precisar ideas que acababan por resolverse en forma y expresión. Además, informó al duque que carecía todavía de modelos para las figuras del Salvador y de Judas; (…) temía que no fuera posible encontrar nadie que, habiendo recibido tantos beneficios de su Señor, como Judas, poseyera un corazón tan depravado hasta hacerle traición. Añadió que si, continuando su esfuerzo, no podía encontrarlo, tendría que poner como la cara de Judas el retrato del impertinente y quisquilloso prior.”

Cuentan también que Las figuras que representan a los doce apóstoles y a Jesús fueron tomadas de personas reales. Cuentan que muchos jóvenes milaneses y de los alrededores se presentaron en el estudio del pintor para ser seleccionados como modelos por Leonardo. La primera figura que el pintor quería retratar era la de Jesús, así que tras varios meses de búsqueda acabó encontrando el modelo deseado en la persona de un joven de 19 años cuyos rasgos físicos representaban todo aquello que buscaba Leonardo. Tardó unos seis meses en terminar al personaje principal del cuadro y en despedir, por tanto, al joven modelo. Un joven que siempre se mantuvo en silencio mientras el maestro trabajaba. Tras pintar la figura de Jesús, dedicó seis años más para ir retratando a los once apóstoles, dejando para el final al duodécimo: Judas. Llegado el momento, buscó por todo Milán modelos que tuvieran los rasgos de dureza y fría expresión que Leonardo quería dar a la figura del traidor. No encontró lo que quería, pero cierto día le llegó la noticia de que en un calabozo de Roma había un prisionero sentenciado por robo y asesinato que podría reunir las características físicas que el maestro buscaba para la figura de Judas. Y allí que se trasladó para visitar al prisionero. Nada más verle comprendió que ese era el modelo ideal. Pidió los preceptivos permisos para que pudieran trasladar al prisionero hasta Milán y que éste le sirviese de modelo para su obra. Durante seis meses el prisionero ejerció, en un silencio absoluto, su misión de posar para Leonardo. Cuando el maestro acabó de dar el último trazo a su obra, se volvió hacia los guardias del prisionero para explicarles que ya había terminado su trabajo y en consecuencia el prisionero podía de nuevo ser trasladado a Roma. Cuando éste iba a salir del taller, se soltó de los guardias, y, corriendo llegó hasta donde estaba Leonardo, gritándole:

-¡Obsérveme!… ¿No sabe usted quién soy?

Leonardo le miró detenidamente antes de responder

-No. Nunca antes le había visto hasta que fui a visitarle a los calabozos de Roma

Arrodillándose y mirando al techo, el hombre pidió perdón a Dios antes de contestar al maestro en los siguientes términos:

-Maestro, yo soy aquel joven que usted escogió para representar a Jesús en este mismo cuadro

Hasta nuestros días han llegado muchas anécdotas de la vida de Leonardo da Vinci que pueden ser ciertas o no, pero todas ellas acaban dibujando la personalidad y la vida de un gran artista.

 

Fuentes:

www.culturizando.com

www.wikipedia.org

https://m.tribunaavila.com